jueves, setiembre 14, 2006

La peor vida que se vive es la de otros

A ver, de aquí a cierto tiempo hay unos seres mal intencionados que solamente se atreven a ponerme adjetivos a través del ''comment'' que, desde luego, es una manera fácil de acceder y publicar, y difícil (para mi) de conocer el autor.

Lanzar insultos sin darse a conocer es más que cobarde y nada ''machazo'' (si al caso queda).
Si una persona tiene repelente o anticuerpos a otra, y obviamente no le ''cae''-como se diría vulgarmente-, me parece que lo sensato sería evitar lidiar o tratarle, con tal de no exponerse. Ser consecuente con lo que se piensa de uno, porque si no hay una suerte de química, pues no la hay y punto. No insistir.
Pero, actuar de una manera pobre, utilizando un medio de expresión saludable como el blog, para mostrarse tal y cómo se es, es bajísimo. Manejar adjetivos típicos de barriada, de gente poco instruida o nada (diría), o tal ves, sí; pero sin trascendencia alguna, atreviéndose a aseverar cosas que no le constan, vivir de colchón o trasero de la gente, deja mucho que desear.

A mí, la personas me conocen y siempre, después de haberlo hecho, se dirigen conmigo de una forma sincera, nada de hipocresías; así mismo, al percatarme de la doble careta, no hay más que decir: todo acaba.

Aquellos, y va para ti, con los que nunca traté por ningún motivo, son los más interesados en mi desempeño por lo visto. Viven en una contante angustia por saber lo que haré, diré, no sé. La preocupación los agobia, es una constante en su vida, no poseen una vivencia propia, quizá no se sientan a gusto como son y busquen sopesar esto molestando a otros. Ya me ha pasado antes y esta vez no estoy para soportar, pues si alguien quiere decirme algo, ruego un millón de veces que me enfrente. El ideal es llevar una vida armoniosa, por delante el respeto, pero si no se puede, no soy Dios.

No quiero recibir más insultos encubiertos detrás de ''miedos absurdos'' de tipejos con personalidad inestable.

A todos aquellos que al hablar de mi se atreven a mentir y mentir solo les digo que al final terminarán en el octavo círculo del infierno (círculo de los fraudulentos), condenados a vivir por la eternidad a comer de su propio excremento. Gracias.
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viernes, setiembre 01, 2006

Mi tema: la depresión

El tema que voy a exponer y desarrollar hoy día hace referencia a uno de los mayores padecimientos de nuestros tiempos.

Millones de personas en todo el mundo, sin importar razas, nacionalidades, culturas y edades, conviven día a día con una afección oculta que se evidencia en nuestro desempeño diario, lo que manifestamos, nuestras actitudes, nuestro sentir y pensar. En resumen, la llamada enfermedad del siglo 21: la depresión.

Voy a enfocar este tema, que es amplio, desde un punto específico que le compete a la juventud: la depresión en la adolescencia; y, culminaré la exposición ofreciendo una postura razonable que debe asumir y poner en práctica la sociedad.

Para comenzar, daré un alcance del término depresión. La depresión es uno de los conceptos dinámicos que tiene su origen en la obra magistral de Sigmund Freud de duelo y melancolía, pero que ha ido creciendo a lo largo del tiempo y que todavía hoy está en proceso de desarrollo.

La adolescencia es una etapa, periodo o estado que se presenta con características bien definidas en el desarrollo del hombre, aparece como un salto importante entre la infancia y la adultez; para algunos autores, la adolescencia se considera como el segundo nacimiento, ya que el joven necesita resolver los problemas de ser en función de sí mismos y en relación al grupo familiar y al entorno social.

Es aquí donde los adolescentes, con sus características propias, de inseguridad ante la nueva percepción que tiene del mundo en que vive, los nuevos roles que debe afrontar, surge una inestabilidad en sus emociones que les son difíciles de controlar. Entonces empiezan los desvaríos típicos que, desde el punto de vista de la psicología, es un proceso normal que atraviesa esta etapa cada ser humano, pero que el individuo, cuando por su historial de vida no tiene la bases bien erigidas, sólidas, aparte de la sociedad doliente en que vive, se vuelve o convierte, gradualmente, en una enfermedad crónica que dificulta el progreso del adolescente.
Ya estamos hablando de un joven depresivo.

Con esta descripción vemos que la vida adolescente es más que complicada y por tal motivo hay una mayor predisposición a que padezca depresión. Tal es la consecuencia de la tasa porcentual altísima en todo el mundo de suicidios.

**Algunas ideas determinantes que influyen en la enfermedad:

-Los adolescentes solemos sentir que nuestra vida no está de acuerdo a nuestras expectativas y tomamos el camino de la resignación y el desánimo, sin poder encontrar una salida.

-Solemos pensar que todo se ha perdido y que nada puede redimirse.

-La falta de moderación del pensamiento, ya que los jóvenes parecemos vivir en un mundo del "todo o nada" dando a hechos triviales una trascendencia desmedida reaccionando de una manera dramática y terminable.

-Evaluamos, desde un punto de vista moral vacilante, nuestras actitudes. En vista de las demandas impuestas por la vida podemos sentirnos indignos o faltos de valores, siendo frecuente la disminución de la autoestima, causante de depresión.

Para finalizar "la depresión es la más universal de las aflicciones humanas" y no hay duda que exista algún individuo que deje de experimentarla a lo largo de su existencia, por lo tanto, es un fenómeno muy frecuente en los jóvenes, ya que sabemos que la angustia los afecta tanto como al adulto, pero en condiciones diferentes. Por eso resalto el punto del desempeño de la sociedad con los adolescentes para la búsqueda de un futuro prometedor, que somos los jóvenes, porque muchas veces la sociedad adulta no comprende lo difícil del periodo en que vivimos, o al parecer mucha gente ya ha olvidado esta maravillosa etapa y, queriendo o sin querer somete al joven a situaciones estresantes, presiones que lo único que hacen es agudizar su situación conflictiva y promover una posible depresión que, en un brevísimo tiempo, se vuelva clínica y termine en desenlaces fatales como la muerte.
Debemos de cambiar esto, porque detrás de la máscara depresiva de una adolescencia difícil, esta el rostro de una sociedad difícil, hostil, que no desea comprender.